Con el miedo en el cuerpo...

Hay casos a los que me cuesta enfrentarme porque me involucro personal y emocionalmente y son los referente a la violencia contra mujeres y niños. Seguramente porque de niño vi mucha violencia en un internado donde me crié, tanto por parte de los cuidadores como entre los mismos niños...

Un día al salir de la comisaría, iba a entrar una mujer joven que lucía su rostro bastante mal por moratones y no dejaba de llorar, le pregunte que si podía hacer algo por ella y me dijo que quería denunciar a su marido por malos tratos, me volví y le dije que me siguiera al despacho para tomarle declaración...

Me relató las palizas que le daba Jorge su marido que eran casi diarias pero que rara vez la dejaba marcada en sitios visibles y jamás con objetos filosos o que produjeran heridas, los medios de comunicación estaban plagados de imágenes y videos sobre el maltrato y Jorge no se quería arriesgar a una denuncia que lo llevara a la cárcel. aunque en más de una ocasión le había advertido a ella, que si algún día lo denunciaba, no importaba el tiempo que estuviera en la cárcel, al salir la mataría a ella y a los niños...yo pensé que era un caso real y muy serio, abrí un expediente y la acompañe hasta la puerta...

Lo primero que hice es hablar con el juez para una orden de alejamiento  y buscarle una casa de acogida donde pudiera pasar  ya esa misma noche ella y sus dos hijas. No sin antes hablar con Conchis por teléfono para comentarle los pasos a seguir...En principio se resistía porque las amenazas de el cuando pensaba lo iba a dejar, las tomaba muy en serio y en esas amenazas iba implícito el deseo de matarla a ella y las niñas, yo le prometí dos agentes de protección hasta que se celebrara el juicio y aceptó y esa misma tarde regresó a la comisaría para ampliar y firmar la denuncia. La asistenta social la acompañó a su casa con dos agentes de paisano y recogieron lo necesario. En la casa le dejó una nota al marido diciéndole que se iba por unos días con su abuela que vivía en el pueblo de Los Rosales...En realidad se fueron al centro de acogida...

Cambió de colegio a las niñas aunque seguía viviendo con el miedo en el cuepo, intentaba llevar una vida normal y pidió en su trabajo una excedencia de seis meses, tiempo en el que se calculaba podría tener el veredicto de la denuncia por malos tratos reiterados que pesaban sobre el marido y que estaba en la calle previo pago de una fianza...

El juicio se celebró y a el lo absolvieron por un tecnicismo legal y porque el abogado defensor proporcionó en el juicio a un médico forense que juraba que las lesiones de la cara se habían producido por una caída de la escalera...Eso fue un mal trago para ella pues con el definitivamente en la calle, no sabía cómo iba rehacer su vida y después del juicio le retiraron la custodia de los agentes...

Necesitaba trabajar, pero no quería ir a su antiguo trabajo para que no diera con ella, encontró uno de secretaria en el otro extremo de Sevilla en una constructora y alquiló un pequeño piso donde empezó a vivir su nueva vida con las niñas y se sintió por primera vez en mucho tiempo a salvo y feliz...pero la tranquilidad le duró poco...

Al cabo de una semana tomaba café junto a la ventana del salón y al mirar hacia la calle creyó haber visto a su marido Jorge enfrente, un escalofrio le recorrio por toda la columna vertebral. Un autobús pasaba en ese momento y al terminar de pasar allí no había nadie. Respiró aliviada, su mente le había gastado una mala jugada...

Se despertó en la noche creyendo haber oído un ruido, puso atención y no escuchó nada y se volvió a dormir, en dos minutos la despertaba una mano sobre su boca, abrió los ojos desmesuradamente al verlo mientras una navaja le seccionó el cuello de parte a parte sin muestra del mas mínimo sentimiento. Sus hijas yacían muertas en el suelo con las gargantas cortadas...Yo lo detuve al día siguiente para buscar indicios de su participación en el asesinato, no tuve que obligarlo a confesar, me lo contó todo con una frialdad que aún me deja el alma helada...

El pedofilo...

Uno de los casos mas doloroso que recuerdo es el secuestro de una niña en 2012, aunque en el momento de su desaparición no sabíamos si era un secuestro o una niña desaparecida por alguna otra circunstancia. Pasamos más de cinco meses sin saber nada del caso hasta que un día recibimos una llamada de un hombre que había visto en un periódico local la noticia que de nuevo habian publicado por petición de los padres. Lo citaron en la comisaría para hacer un retrato robot del aspecto de ese hombre... 

Me relató que estaba regando las plantas y que vio a una niña con una maleta de escolar que tomada de la mano por un hombre de mediana edad, subía a un coche renault rojo de cuatro puertas. Estaba parado en la acera de enfrente y le vio la cara al abrirle la puerta a la niña pero no le dio importancia porque pensaba que sería el padre...Este hombre no compraba periódicos regularmente y por su afición a leer y escribir, casi nunca veía los noticieros de TV...

En la comisaría había muchos casos archivados de desapariciones y secuestros sin resolver y el testigo al entrar vio una fotografía en el muro de esa niña en cuestión que reconoció al momento a pesar de los meses que habían pasado. Lo  pasé a mi despacho y después de intercambiar con el algunas impresiones y lo que recordaba de ese día, llamé al dibujante de la policía para que intentara hacer un retrato con los datos que el hombre recordaba.

Se publicó el retrato en todos los medios y en las redes sociales, no hubo noticias hasta un mes y medio después en la que una señora llamó a la comisaría y la pusieron conmigo por llevar este caso. Le parecía que ese hombre era el que vivía a su lado en el chalets de la urbanización Los Rosales, por fín despues de tanto tiempo, parecia que habia una pista fiable. Llamé al padre para darle la noticia pero advirtiéndole que podía ser algo bueno, pero aun no cantaramos victoria hasta que localizaramos a la niña...

Le dije que iría enseguida a la urbanización a ver que averiguaba, no se encontraba el hombre en su casa y tuve que esperar cinco horas hasta que lo vi entrar en el carril que conducia a su casa. Lo dejé entrar y una vez dentro llame a la puerta de su casa y enseguida me abrió. Parecía relajado quizás porque después de tanto tiempo, no imaginaba que la policía estuviera investigando el tema...

Le dije que teníamos un testigo que le vio subir a su coche a Lucia, una niña que había desaparecido y de la que no se sabía nada. El hombre se puso pálido y empezó a habla de una manera incoherente, ya para mi estaba claro que era el que buscaba, inmediatamente le puse las esposa, ya después de las pesquisas iniciales vería más claro si era mi hombre...Aunque negó por activa y por pasiva que el no tenía nada que ver, algo me decía que era culpable y solicite la intervención de la unidad canina para peinar su parcela, en la casa no había nada sospechoso.

En cuanto llegaron los perros, se dirigieron hacia un abedul de la finca y señalaron en su base. A solo treinta centímetros apareció unas ropas raídas y una cara que a pesar de estar casi descompuesta, conservaba un rastro de dulzura. Mi alegría del principio al saber que la había encontrado, se convirtió en dolor y horror extremo cuando me di cuenta de lo que le habían echo, tenia la falda hacia arriba y su vagina parecía que la habían mutilado, sus pies y manos estaban atadas con alambre de espino. Por la serenidad que había en su rostro, pensé que en ultima instancia, Dios se había apiadado de ella...no pude reprimir las lágrimas...

Mi primer caso...

Un caso que marcó mi vida en la policía, fue el del secuestro en plena calle de una joven. El le tenia un cuchillo cerca de la garganta y gritaba que la iba a degollar si hacía cualquier movimiento hacia mi arma. Son momentos que por mucho entrenamiento que tengas te dejan petrificado, una cosa es el entrenamiento y otra muy diferente encontrarte en una situación real donde te juegas la vida de un inocente.

Pronto se congregó una multitud y llegaron otras unidades  que me pusieron a mi mas nervioso, pues el hombre se estaba poniendo más agresivo y la situación se estaba descontrolando, estaba seguramente bajo la influencia de alguna droga, posiblemente cocaína que en esos casos le dá al individuo una falsa percepción de intocable.

El hombre gritaba que si no se retiraban le cortaría el cuello y yo le pedí a los compañeros que se fueran y que avisaran al experto en negociación de rehenes. En cuanto nos quedamos solos, el hombre le dio un tajo profundo en el cuello y se lanzo detrás de un seto que tenia a la espalda.

Yo me lancé directamente a auxiliar a la víctima para intentar corta la hemorragia, en ese momento era lo que más me preocupaba. No era casualidad el sitio donde se encontraba ese delincuente pues al lado del seto había una alcantarilla destapada por la que según un vecino que estaba en un balcón había desaparecido...

La victima murió en mis brazos y sin poder contenerme lloré de impotencia y rabia, me prometí que no cejaría hasta que lo metiera en la cárcel, pero en mi fuero interno deseaba que no se dejara atrapar para matarlo yo mismo el la primera ocasión que tuviera, siempre que pudiera disfrazarlo de legalidad... 

El médico del cuerpo me dío una baja tras comprobar mi estado y estando en casa, vi una noticia en tv de una masacre que se produjo en un domicilio en un pueblo cercano, una familia de cinco miembros se encontró muerta en su casa degollada, el matrimonio y tres niños pequeños. Entré en estado de shock culpandome a mi mismo de esas muertes por no haber detenido a ese salvaje, pero acabe con mi encierro doméstico para dedicar cada día a localizar a ese individuo antes de que volviera a asesinar.

Mis compañeros, consiguieron a través de una cámara de seguridad de la zona, poner nombre a ese cabronazo y tras conocer su dirección, pusieron bajo vigilancia el sitio que resultaba era la dirección de su madre con la que vivía. La primera vez que hablaron con ella decía que llevaba mucho tiempo sin aparecer y no sabia donde podia estar. Aparte la madre negaba a que su hijo pudiera hacer eso porque era un hombre estupendo. Un buen chico en todo...

En quince días le quitaron la vigilancia a la casa pero yo que seguía de baja, cada noche a las nueve y disfrazado de pordiosero y siempre con un cartón de vino en la mano, me apostaba frente a esa casa hasta que amanecía...ya formaba parte del paisaje nocturno hasta el punto que algunos vecinos me traían la cena, incluso la madre del individuo lo hacia...

Pasé así cuarenta y cinco días sin desfallecer y una madrugada saltó la sorpresa, ese asesino que tenia fijada su cara en mi mente, pasó por debajo de la farolo cerca de la casa de su madre, me aposté cerca del portal y esperé pacientemente con mi pistola en el bolsillo...solo estuvo veinte minutos dentro y al salir del portal, vio mis ojos mirándole de frente y mi pistola apuntándole a la cabeza...

Balbuceo, está bien me entrego, se puso blanco como la pared cuando comprendió que yo no iba a arrestarlo, metí el cañón de la pistola dentro de una botella de plástico ,la acerqué hasta su cabeza y disparé sin un mínimo atisbo de piedad por el...Me fuí a mi casa, me duché, me afeité y por primera vez en muchos días dormí como un crío. A la mañana siguiente me dí una vuelta por ese barrio y nadie me reconoció...